Este artículo esta relacionado con «En los atentados del 11/09/2001 no hubo aviones, todo fue un timo».
A continuación se expondra el relato de John Herold en donde tuvo una charla con un retirado ingeniero de Boeing en el cual se debatieron interesantes puntos de los cuales se afirma aún más el por que los Atentados del 11 de Septiembre de 2001 ocurridos en New York y el Pentagano es uno de los mayores fraudes de toda la historia.
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Tenéis que perdonar que siga emocionado por lo que ocurrió ayer.
En mi trabajo me desplazo a casas y negocios para resolver problemas informáticos. De vez en cuando, encuentro a alguien con conocimientos o experiencias relacionadas con mi interés por el 11S. Y cuando detecto que estoy en presencia de un auténtico experto, comienzo una danza verbal en la que les interrogo sobre el 11S sin mencionar el 11S. Durante un breve período de tiempo, puedo obtener algunas respuestas honestas sin detonar la resistencia natural que la gente suele mostrar cuando se dan cuenta de que lo que creen es incorrecto. Una vez esto ocurre, las emociones lo dominan todo y la discusión racional suele detenerse. Todo esto mientras les arreglo el ordenador.
Esta vez mi cliente fue un amable caballero retirado. Después de ponerme a trabajar comenzamos a charlar de cosas no relacionadas con su ordenador. Él rumió algo sobre aviones y comentó que era un ingeniero retirado de Boeing.
¡Estupendo! ¡Me encanta preguntar a la gente sobre aviones, y aquí estoy, hablando con alguien que realmente sabe!
Entonces él prosiguió: «El 787 es un desastre. Ya hay otro retraso. Los composites son muy delicados. La interacción entre metales y composites es difícil. El titanio y el composite se llevan bien. Pero cuando el composite se encuentra con el aluminio, se pudren muy rápido. Por eso hay tanto debate sobre la tornillería y fijaciones. Al final el 787 va a ser más pesado, más caro, menos eficiente, retrasado en los planes y más delicado técnicamente de lo prometido. A menos que arreglen esos problemas, probablemente sea menos seguro de lo prometido, también. Deberían limitarse a lo que ya conocen. Todo este lío no vale la pena.»
Entonces mencionó que el aterrizaje de emergencia en las aguas del río Hudson no habría ido tan bien con un Boeing 737, en vez de con el Airbus A-320.
Eso atrajo mi atención. «¿Por qué?», le pregunté.