La crisis de los zombies: ¿Dónde está el piloto? EEUU y el sistema están en rojo y a la espera de un huracán

(IAR Noticias) 03-Diciembre-08

El sistema capitalista camina como un zombie: Está muerto, pero sigue funcionado (por inercia) y nadie lo termina de matar porque ya no le quedan enemigos estratégicos. El cuadro es de pesadilla: EEUU está en recesión, Europa está en recesión, Asia está en recesión, América Latina está en recesión, no hay ningún número macroeconómico que no esté en rojo. Las primeras diez economías del mundo (un 85% del PBI mundial) están en crisis, y hay deflación mundial y caída de ventas en el comercio exportador e importador. La crisis financiera ya devino en crisis estructural: Desapareció el crédito, se extingue el consumo, y en un conjunto de países ya hay estanflación (suba de precios con baja de producción y ventas). Tanto en los países centrales como en los periféricos y emergentes hay una oleada generalizada y latente (todavía contenida) de despidos masivos que cuando explote va a paralizar los países con huelgas y estallidos sociales. Las bolsas (catedrales del capitalismo parásito y especulador) se derrumban y al otro día se levantan en una compulsión repetitiva esquizofrénica marcada por la «compra» y la «venta» desenfrenadas antes de que venga el huracán. No hay lógica, no hay planificación, la economía mundial capitalista es un conjunto inasible de «variables desbocadas» y nadie sabe exactamente que va pasar dentro de un segundo. Hay una decadencia acentuada por la confusión, la falta de información lógica y la parálisis general, y los propios especuladores internacionales se preguntan a viva voz ¿Dónde está el piloto? Se perdieron las certezas, se perdió la concepción estratégica del poder, no hay gobernabilidad del sistema, se perdió el control de la totalidad, y solo hay (empezando por los gobiernos centrales y sus bancos) jugadas individualistas del «sálvese» quien pueda. El no desenlace -por ahora- de la crisis social- lleva a que el proceso de descomposición se distienda en la superestructura del sistema (los gobiernos y los bancos centrales imperiales). Pero hay una amenaza latente que avanza por el lado de la desocupación y la suba de los alimentos para compensar la falta de ventas. Los expertos esperan que se desate un huracán con «pronóstico reservado». Los sionistas que controlan el «negocio financiero» aconsejan a sus clientes que compren dólares. En estos «tiempos de crisis», el efectivo contante y sonante es Dios, afirman. En las calles, las mayorías (que aún conservan su empleo), ignorantes del poder que controla el mundo, también caminan como zombies. A las «masas», programadas y niveladas planetariamente por la ideología del consumo, y metódicamente preparadas para votar presidentes y consumir cualquier cosa (menos inteligencia reflexiva), se les está por caer la ideología, o sea el consumo. Y el huracán puede traer un tsunami aún más impredecible: El estallido social de los hambrientos en las áreas periféricas más empobrecidas del planeta capitalista. Y la desocupación, amenaza con romper la cadena de contención de sindicalistas y políticos «funcionales al sistema» y convertirse en una marea de huelgas y de bloqueos de rutas que terminen por paralizar lo único que mantiene en pie al sistema: Los negocios capitalistas.Y si se acaban los negocios, llegará, indefectiblemente la represión militar y policial para restaurarlos. El sistema sí o sí deberá retomar el control y recobrar la gobernabilidad perdida, al menos que pensemos que esto es el Apocalipsis. Pero no lo es, el sistema capitalista está moribundo, pero aún tiene paño para sobrevivir. Y enfrente no tiene enemigos estratégicos, sino histeria colectiva y caos en crecimiento. Se viene Obama, se viene Hillary, se vienen nuevos «rescates», más de lo mismo, más negocios sionistas financieros disfrazados con lenguaje de «crisis». Se vienen nuevas escaladas militares, se vienen nuevos conflictos coyunturales, «peligros terroristas» que nacen y mueren como las mariposas. El sistema capitalista, zombie y decadente sigue andando por falta de enemigos estratégicos. Lo único que lo puede matar es el Apocalipsis: Un estallido nuclear, un tsunami planetario, o los hambrientos saqueando la Reserva Federal y los bancos centrales saturados de plusvalía sionista. El sistema capitalista, que mató casi todo lo que vivía en el planeta, puede morir de cualquier cosa. Por ahora, se viene el huracán. ¿Dónde está el piloto?.
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