Siguiendo el mismo camino recorrido con anterioridad por Hitler, el gobierno de Bush, junto con la inestimable ayuda de los clanes corporativos, han construido más de 800 campos de concentración (algunos de ellos equipados con instalaciones especiales para posibles crematorios) a lo largo y ancho de EE.UU. y fuera de él. Así lo transmite la multinacional encargada de su construcción, como no, Halliburton, que se congratula en mostrarnos en su sitio web las cuantiosas ganancias obtenidas por el encarguito.
Desde aquí, aconsejamos anular las vacaciones para todos aquellos y aquellas que pretendan ir para allá en un futuro cercano, incluyendo también a todos los que desde abajo planifiquen saltarse el cerco fronterizo.
Un repaso a los acontecimientos:
El 17 de febrero de 2006, en un discurso ante el Consejo de Relaciones Exteriores, el Secretario de Defensa Donald Rumsfeld habló sobre el daño que se está sufriendo la seguridad del país, no sólo por el enemigo, sino también por lo que denominó como «noticias informantes» que necesitan ser combatidas en «un concurso de voluntades».
En 2002 el Fiscal General John Ashcroft anunció su deseo de ver campos de reclusión en EE.UU. para los ciudadanos que se consideran «combatientes enemigos».
Un documento del Departamento de Defensa, titulado «Estrategia para la Defensa de la Patria y Apoyo Civil», ha establecido una estrategia militar contra el terrorismo que se en la que se prevé una participación «activa, de defensa en capas» tanto dentro como fuera del territorio de EE.UU.. En el documento, el Pentágono se compromete a «transformar las fuerzas militares de EE.UU. para ejecutar las misiones en la defensa de la patria. «La estrategia pide un aumento de militares en el reconocimiento y la vigilancia”.
El Washington Post informó el 15 de febrero de 2006 que el Consejo Nacional del Centro de Lucha (NCTC) tiene los nombres de 325.000 sospechosos de terrorismo, cuadruplicado desde otoño de 2003. Un funcionario del Pentágono dijo que la actividad de campo de contrainteligencia del programa TALON ha acumulado en sus archivos a manifestantes contra la patria.
Poco después de que Bush orquestara los atentados del 9 / 11, emitió «Orden Militar Número Uno», que le faculta para detener a cualquier extranjero como un terrorista internacional o combatiente enemigo. Hoy ese orden se extiende a los ciudadanos de los EE.UU. también.
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