Vladimir Hernández
BBC Mundo
El precio de los alimentos se ha encarecido 45% en los últimos nueve meses y en diciembre pasado se registró el alza de precios mensual más alta en casi 20 años, de acuerdo a las estadísticas de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, la FAO (por sus siglas en inglés).
Hay tres rubros, según las estadísticas del ente multinacional, que reflejan claramente el encarecimiento visto en 2007: los cereales, con un alza de 41%; aceites vegetales, 60%; y productos lácteos, 83%.
La tendencia no ha retrocedido, y más bien parece acelerarse. Entre marzo de 2008 y el mismo mes del año pasado, el valor de venta del trigo (materia prima para el pan, entre otros) se disparó 130%.
De acuerdo a los informes preparados por técnicos de la FAO, el encarecimiento de los alimentos en el mundo se debe a variaciones significativas en la oferta de los rubros, así como a cambios en la demanda de los mismos.
Un estudio elaborado conjuntamente por el organismo de la ONU y el Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo explica que la oferta de la producción agrícola se ha visto impactada por el alza que ha tenido en el último año el precio del combustible. Este año, por primera vez en la historia, el barril de petróleo se negoció a US$100 el barril.
«El aumento del combustible ha incrementado los costos de producción y transporte de los bienes agrícolas», señala el informe.
Pero los investigadores de la FAO señalan que ha influido la creciente demanda de materias primas proveniente de Asia y la expansión del mercado de biocombustibles, el cual se basa en la cosecha de algunos rubros como maíz o caña de azúcar para producir energía (como etanol) en vez de alimentos.
Y en medio de este panorama, ¿cómo se ha visto afectada América Latina?
El problema está en el centro
De acuerdo a la información que le suministró a BBC Mundo el Programa Mundial de la Alimentación de la ONU, el aumento en el precio de venta de los alimentos ha tenido un mayor impacto en América Central.
En México han habido protestas por el alza del maíz.
En esta región, «el valor de negociación del maíz, un alimento básico, prácticamente se ha duplicado. Asimismo, el precio de los granos, otro producto básico, ha alcanzado niveles sin precedentes debido a las malas condiciones climáticas», señaló un informe entregado por el organismo.
El PMA además destaca como más graves el caso de dos países: Nicaragua y El Salvador.
En el primero, el precio de la tortilla (un producto elaborado primordialmente con harina de maíz) se disparó 54% entre enero de 2007 y el primer mes de 2008.
Justamente la tortilla fue motivo de fuertes protestas también en México el año pasado, luego de que en algunos lugares su precio se cuadruplicara, causando una intervención gubernamental para controlar el valor de venta del producto.
En tanto, en El Salvador, el encarecimiento de los alimentos en los mercados mundiales ha provocado que una caída de 50% en el poder adquisitivo de comida para la población que habita en zonas rurales.
«Esto significa que su ingesta nutricional, que ya es pobre, se redujo a la mitad», aseveró el estudio.
De ahí que el PMA advierte de los riesgos de una profundización de la crisis alimentaria que ya existía desde hace años en las zonas rurales de América Central.
En total, la FAO calcula que en América Latina hay 52 millones de personas que sufren de desnutrición.
Biocombustibles en la mira
Igualmente, el encarecimiento de los alimentos ha puesto la lupa sobre los programas de combustibles alternativos, que utilizan tierra arable para cosechar con fines energéticos. Es decir, caña de azúcar para extraer etanol.
Esta situación se ve ejemplificada en el incremento de los precios que han registrado los aceites vegetales, a raíz de una reducción en la oferta de este producto para el consumo. «Especialmente los que se extraen de la caña de azúcar, el maíz, la palma, y semillas de girasol», dice la FAO.
La explotación agraria para generar combustibles ha sido controversial.
En el continente, Brasil y Estados Unidos son los principales productores de los llamados «combustibles verdes», acumulando 90% del mercado mundial, y aseguran que el objetivo es obtener energías renovables en el futuro que reduzcan la dependencia petroleras.
No obstante, esta política les ha generado críticas de los gobiernos de Cuba y Venezuela, quienes consideran que la siembra de la tierra sólo debe hacerse para obtener comida.
De acuerdo al Instituto Internacional de Investigación de Política Alimentaria (IFPRI, por sus siglas en inglés), basado en EE.UU., de mantenerse la expansión actual de biocombustibles el encarecimiento de bienes de consumo puede ser aún mayor, ya que los cultivos con fines energéticos le restarían mercado a la agricultura.
Un modelo económico elaborado por técnicos del organismo de investigación prevé que de mantenerse el ritmo de crecimiento de los programas de biocombustibles el valor del maíz ascendería al menos 26% para el 2020. Sin embargo, acota, de duplicarse la expansión de cultivos para generar energía, el alza sería más bien de 72%.
No obstante, otros investigadores consideran que es una tanto exagerado achacarle a los hidrocarburos alternativos la responsabilidad del alza en el costo de los alimentos.
José Luis Cordeu, directivo de la Oficina de Productos Básicos de la FAO, explica en un artículo que el encarecimiento también tiene que ver con la devaluación del dólar en el último año.
A su juicio, muchos inversionistas han compensado la pérdida de valor de la divisa estadounidense colocando sus capitales en materias primas como el oro, o los cereales, granos y aceites.
Otro factor de influencia, según el funcionario, es que «en las grandes economías emergentes, como China, India, Brasil y México, el creciente consumo de alimentos va de la mano con su desarrollo económico y este es uno de los principales factores que sostienen la firme demanda mundial por alimentos».
La demanda de materias primas de países asiáticos ha impulsado los precios.
En todo caso, la preocupación está ahí, pues como señaló Cordeu, pues «el aumento del precio de los alimentos suele afectar en mayor medida a los países pobres que a los ricos».
Otros especialistas -como los del IFPRI- también estiman que por cada punto porcentual que sube en el índice mundial de los precios de los alimentos, unas 16 millones de personas adicionales podría sufrir de desnutrición.
¿Cómo es posible que en una página que se llama anti-nwo se pueda citar a la FAO como especialista de una materia y aportar sus datos sin demandar que esta organización es una de las integrantes del NWO?. Supongo que la concienciación es un lento proceso, pero animo a todos los que tengan interés en el tema del hambre que inventiguen en la red que es lo que se pretende aprobar en 2012 en la FAO y quiénes intengran ese grupo… Un saludo
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Te suena… «Utilizar las armas del enemigo en su contra» ?
.
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¿¿¿????Y….
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